3 de febrero de 2011

MENSAJE DE LAS ABEJAS

Las abejas ayudan a la energía divina a materializarse, su energía crística no ha pasado desapercibida para el hombre desde culturas tan antiguas como los Mayas o el Egipto Ptolemaico. Por un lado su miel, dulzura y misericordia y sabiduría, bebida y comida al mismo tiempo, por otro lado su dardo, simbolizando su capacidad de ejercer la justicia divina.

Cuando una abeja te clava su aguijón da su vida, si es ella quien elige donde clavártelo su "veneno" desbloqueará abriendo el canal a la energía de tu alma, que podrá recuperar un poquito más de su espacio en el cuerpo. Como el Cristo, se habrá entregado en cuerpo y alma a su misión de mensajero sagrado.
Las abejas siempre han sabido como sacralizar la materia.
Unos años atrás las abejas parecían irse, huir del planeta. Murieron muchas, se dejaban morir, muchos apicultores pusieron "su grito en el cielo". Las abejas fueron de los primeros seres sobre el planeta en experimentar el cambio de conciencia para el que ahora el ser humano se prepara. Con su nueva vibración las condiciones de vida en las que en algunos lugares se las mantenía no eran apropiadas para ellas y murieron para recuperar su libertad. Hoy en día, en general, las abejas viven donde existe el suficiente amor y respeto por ellas y por su trabajo, que "adoran" hacer.

Las abejas nos dicen hoy:

"Cuidate, respétate y deja que te rodeen aquellos que saben amar y respetar, deja que se alejen quienes no lo hacen y permite que ocurra lo mismo con tus hábitos. Eres la encarnación del Amor en la Tierra, solo eso ha de importarte, solo de eso eres responsable. Exprésalo y disfruta de ello"

Y nos proponen un ejercicio sencillo para conectar con nuestro Cristo interno, es el siguiente:

Levántate y acicálate dando gracias por que estás aqui, un nuevo día. Disfruta de tu presencia mientras te lavas y arreglas para él nuevo día que vas a vivir. Termina tu acicalamiento cerrando los ojos y sonriendo a tu corazón. Visualiza esa sonrisa en tu corazón, siéntela. Mantén esa sonrisa en tu corazón durante el resto del día como recordatorio de quien eres. Solo eso importa.